Más allá de lo cotidiano y lo trivial, apelar a la imaginación siempre nos pone en contacto con nuestra esencia íntima. Aquélla que con el devenir de los años hemos soltado de la mano, volviéndola ajena para nosotros.
Más allá de lo cotidiano y lo trivial, apelar a la imaginación siempre nos pone en contacto con nuestra esencia íntima. Aquélla que con el devenir de los años hemos soltado de la mano, volviéndola ajena para nosotros.
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